Max Reinhardt

20 junio, 2010

Max Reinhardt fue productor, cineasta  y director de teatro y ópera  austriaco. Sus aportaciones fueron fundamentales en la renovación del teatro moderno. Nació en 1873 y murió en Nueva York en 1943.

Hijo de un comerciante judío, estudió Economía en Salburgo y Dramaturgia en Viena.  Dirigió la compañía teatral Deutsches Theater desde 1905 hasta 1932, con un paréntesis entre 1920 y 1924, años en los que se hizo responsable del Grosse Spielhaus.  Se formaron con él actores de gran talla como Marlene Dietrich, escenógrafos como Sigfrido Burmann y futuros cineastas como Murnau, Dieterle, Preminger y Lubitsch que empezó interpretando papeles dramáticos y cómicos antes de decidirse por el cine. En su compañía se escenificaron clásicos de Ibsen, Brecht, Shakespeare y del pintor vienés Oskar Kokoskcha. Su confianza en la vanguardia artística era tal que encargó al pintor noruego Edvard  Munch el diseño de gran parte de los decorados. Su tratamiento de los clásicos era profundo y emocionante lo que hizo que dejase una huella indeleble en la historia de la representación teatral.

A partir de 1912, Reinhardt comienza a poner las bases de su  teoría cinematográfica. Fue un innovador radical en el uso de la música, la predilección por los primeros planos de los actores  y la exigencia de actuaciones expresivas que se alejasen diametralmente del  naturalismo imperante. Con ellas conseguía reflejar mejor las tensiones internas inherentes a la trama. Los actores no debían enfatizar sus declamaciones sino intensificar su lenguaje gestual. Precursor del cine y el teatro expresionista,__el caso de Rober Wiene y su Gabinete del Doctor Caligari es paradigmático en éste sentido__ utilizó una iluminación muy contrastada capaz de crear una atmósfera densa. En Austria utilizó plataformas giratorias y llevó el escenario a la sala. La distorsión tanto en los personajes como en los escenarios conseguía producir un gran impacto emocional en los espectadores.

Durante estos primeros años  Reinhardt creó  la Kammerspiele en una sala contigua al Deutsches Theater, también en el centro de Berlín.  La influencia en la vida cultural e incluso política de la ciudad de las dos compañías fue enorme. Precisamente fueron actores del Deutsches Theater los que ayudaron a organizar el 4 de noviembre de 1989 la manifestación en Alexander Platz, en vísperas de la caída del muro de Berlín.

Con la  Kammerspiele  se hacía una especie de teatro de cámara con decorados sencillos y un reducidísimo número de espectadores. El fin era que éstos pudieran captar hasta los gestos más sutiles lo que exigía una preparación muy costosa por parte de los actores. 

En 1920 junto con Richard Strauss, Hugo von Hofmannsthal y Alfred Roller fundó el famoso festival de ópera, teatro, ballet y música clásica de Salzburgo. Reinhardt se dio cuenta de que toda la ciudad con sus calles angostas era un escenario.

En 1933 Max Reinhardt , con la llegada del nazismo, se ve obligado a emprender un largo exilio que le llevará a Inglaterra y Francia hasta recalar en Estados Unidos donde fundó The Max Reinhardt Workshop of Stage, Screen and Radio una compañía teatral y una escuela de arte dramático muy apreciadas por los actores americanos. Las dos fueron un refugio seguro para los alemanes que llegaban a América huyendo del nazismo.

En 1935 la Warner le ofreció dirigir de adaptar al cine la famosa obra de Shakespere El sueño de una noche de verano, lo que llevó a cabo con su discípulo Dieterle. Una obra que fue un desastre comercial lo que llevó a Reinhardt a alejarse del cine para siempre y a seguir trabajando en el teatro hasta su muerte en 1943. 

Producciones destacadas:

Der Rosenkavalier, Dresde, 1911.

Dreigroschenoper, 1928

Aufstieg und Fall der Stadt Mahgonny, 1930

Herbert Graf

19 junio, 2010

Herbert Graf fue un legendario director de ópera austriaco, el primero que conscientemente hizo de ese trabajo una profesión. Era hijo de Max Graf importante crítico musical y un formidable erudito miembro del círculo íntimo de  Freud. Herbert nació en Viena en 1903 y murió en 1973. Durante su infancia conoció a Gustav Mahler, que fue su padrino, a Richard Strauss, Arnold Schöenberg, al pintor Oskar Kokoschka y también al arquitecto Adolf Loos, todos ellos amigos de su padre y visitantes asiduos de su casa.

De pequeño montaba maquetas de representaciones teatrales y asistía a la ópera después del intermedio con la entrada de su padre que a veces sólo con la primera parte de la representación tenía suficiente para escribir la reseña crítica.

Después de asistir a las mágicas representaciones teatrales de Max Reinhardt se decidió a ser director de ópera. Su padre no se opuso aunque tampoco le alentó. Al no exitir esa  carrera  tuvo que formarse por su cuenta y decidió para ello asistir a tres centros distintos. En la Escuela de Artes y Oficios estudió escenografía con Alfred Roller quien junto con Mahler fue el artífice de la renovación de las representaciones operísticas de Viena. En la Universidad de la capital austriaca, hizo una tesis sobre  Wagner y la dirección de escena (Richard Wagner als Regisseur) que tuvo muy buena acogida entre sus herederos quienes en agradecimiento lo invitaron al Festival de Bayreuth al palco familiar. Por último estudió Armonía y Canto en la Academia de Música de Viena.

En 1930, y con sólo 22 años, dirigió su primera ópera en Frankfurt. Con la llegada de los nazis al poder, y debido a sus orígenes judíos, decidió emigrar a Estados Unidos, donde se convirtió en un aclamado director de ópera trabajando incansablemente en la Metropolitan Opera de Nueva York , desde 1936 hasta finales de 1960. Durante esos años manifestó un inquebrantable sentido de la tradición que conjugaba con la dedicación más generosa a los nuevos talentos.

En la década de los 50, comienza a viajar a Europa para dirigir un gran número de óperas en Londres, Suiza, Génova y Salzburgo. Algunas son consideradas hoy una leyenda como el Don Giovanni que dirigió Furtwängler, o la Die Zauberflöte que tuvo a Georg Solti a la batuta y que fue representada con diseños del pintor Oskar Kokoschka. En Italia, dirigió  Les vêpres siciliennes y Mefistofele, producciones ambas en las que trabajó con María Callas a la que admiraba profundamente, al igual que a Lotte Lehmann, Kirsten Flagstad, o Lauritz Melchior, por «su habilidad  para cantar con sentido», según declaró en la entrevista que le concedió a Francis Rizzo en 1972 y que fue publicada en varios números consecutivos de Opera News con el título «Memorias de un hombre invisible».

Su nombre es muy conocido entre los estudiosos del psicoanálisis ya que él es el pequeño Hans que estudió Freud en 1909 en el  Análisis de la fobia de un niño de cinco años.

Escribió varios libros dedicados a la ópera:  The Opera and its Future in America (New York, W. W. Norton, 1941), Opera for the People, (Minneapolis, University of Minnesota Press, 1951) y  Producing Opera for America, (Zurich y New York, Atlantis Books, 1961).

Producciones destacadas:

Der Rosenkavalier, Met, 1949

Otello, Salzburgo, 1951

Le nozze di Figaro, Salzburgo, 1952

 

«La ciudad muerta», la visionaria ópera que  Erich Wolfgang Korngold compuso cuando sólo tenía 23 años pudo verse en el Teatro Real de Madrid desde el 14 al 30 de junio de 2010. La producción es la misma que la que se realizó para el Festival de Salzburgo en el 2004 y que luego viajó a Viena, Barcelona,  Amsterdam y Londres.

Se trata de uno de los montajes de Willy Decker mejor recibidos por la crítica. La escenografía y figurines son de  Wolfgang Gussmann uno de sus colaboradores más asiduos. La iluminación corre a cargo de Wolfgang Göbbel y el coreógrafo es  Marco Berriel. Para la reposición de esta puesta en escena  en Madrid, se ha contado con la dirección de la realizadora  Karin Voykowitsch.

Referentes culturales de la puesta en escena:

Utilizar la distorsión espacial para expresar un estado de angustioso ensueño es un recurso formal que ya Max Reinhardt  había empleado en el teatro en las primera décadas del siglo XX. El  cine expresionista alemán, siguiendo su inspiración, había torcido suelos y  paredes logrando transmitir así, con una potencia desconocida hasta entonces, los estados más febriles y atormentados por los que puede transitar un ser humano. El ejemplo más paradigmático es sin duda la asombrosa y aún hoy impactante película conocida como «El gabinete del doctor Caligari» (1920) de Robert Wiene.

Las pequeñas casas de paredes angulosas y deformadas  que aparecen en el Cuadro II de la ópera y que representan la ciudad de Brujas también recuerdan la distorsión y la iluminación muy contrastada de la película, que curiosamente fue estrenada el mismo año que «Die tote Stadt». Esas casas diminutas y fantasmales con su movimiento deslizante son uno de los elementos más hipnóticos de la producción de Decker.

 

 

Alfred Roller

7 junio, 2010

Alfred Roller fue un importante pintor, arquitecto, escenógrafo y figurinista de la Secesión Vienesa, de la que fue cofundador y presidente durante un tiempo. Nació en Brno en 1864 y murió en Viena en 1935. Estudió arquitectura y pintura en la Academia de Bellas Artes vienesa. Con el apoyo incondicional de Gustav Mahler consiguió reformar radicalmente las propuestas escénicas en la Ópera de Viena, sobre todo las relativas a las obras de Wagner.

 Colaboró también en las primeras producciones para las óperas de Richard Strauss como Die Frau ohne Schatten, Elektra y Der Rosenkavalier, con diseños de tal potencia que siguen inspirando a los escenógrafos actuales. Junto con Strauss y Max Reinhardt fue  uno de los fundadores del Festival de Salzburgo en 1920.

Su propuestas escénicas, que no siempre fueron entendidas, reemplazaron los decorados tradicionales de inspiración realista por otros más sencillos y estilizados donde la carga expresiva residía principalmente en el espacio, la luz y el color.

No le gustaban las representaciones recargadas y prefirió siempre la sobriedad al exceso. Según sus propias palabras sólo debían estar presentes los elementos esenciales, «encargados más que de pintar una escenografía, de plasmar sobre todo el objetivo de la obra, al igual que habían de hacer el texto o el tempo» (Alfred Roller, «Theater und Kunst», Neues Wiener Tagblatt, 5 de octubre de 1934).

Hitler, cuando era estudiante de pintura, intentó sin éxito ser su aprendiz. Años más tarde y ya en el poder le pidió que diseñara el Parsifal del Festival de Bayreuth, que fue puesto en escena en 1934.

 

Producciones destacadas: 

 Tristan und Isolda, Ópera de Viena, 1903

 Die entführung aus dem Serail, Ópera de Viena, 1906

Der Rosenkavalier, Semper-Oper Dresden, 1911